$38.- Atún, jugo de naranja, jugo de manzana, galletas saladas. (Los refrigeradores estaban tan vacíos como mi estómago y éste hacía tanto ruido como aquellos. No comprendí porque los tenía encendidos, quizá era una táctica para disipar el calor. Abrí el único que tenía producto, un jugo de naranja que según la etiqueta, de los 600 mililitros sólo el .6% era de naranja y concentrado. El atún era en lata, la nueva modalidad: en agua. La joven empleada, mal encarada como su buena costumbre. trapeaba en un vaivén de quince años. Dejé mis huellas. Con respeto, claro.)
$30.- Tortillas, manzanas, aguacate y dos jitomates. (Tal parece que las frutas se dan en las esquinas. Esta vez, una mujer de los cuarenta que en voz alta llevaba la cuenta para que yo diera fe de lo sumado. A unos pasos más, la tortillería. No intercambiamos muchas palabras. Yo dije cuatro y ella me dio como veinte. Me llevé una a la boca antes de que hábilmente ella las envolviera.)
$32.- Una torta de carne al pastor y un refresco de cola. (Sector Salud dice que si una taquería no está a la intemperie, si el taquero no suda a chorros, si la franela no limpia mesas y sangre, si la tabla se lava y si la verdura se desinfecta, no cumple con los requisitos para ser un establecimiento legal. Éste lo es y al 100. Estaba rica la comida, no sé cuál de todos los ingredientes era el que le daba el toque.)
Total despilfarrado: $100. (Según mi lápiz y papel.)
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